Abuelas

3 mar 2009

NIETA 97 IDENTIFICADA POR LAS ABUELAS

Los ojos cansados pero brillantes de Juliana García Recchia decían casi todo. Sus lágrimas y su risa, el resto. Por la mañana había visto a su hermana. La había abrazado. Y había esperado 32 años para eso. "Yo recuerdo la panza de mi madre. Yo tocaba a mi hermana a través de la panza. Ese contacto físico... no hay palabras. No puedo creer que nos hayan robado esto, que nos hayan robado 32 años", dijo en la casa de las Abuelas de Plaza de Mayo. . Así se anunció la identificación de la hija de Antonio Domingo García y Beatriz Recchia, que hasta ayer estaba desaparecida.

El 12 de enero de 1977, efectivos del Ejército vestidos de civil irrumpieron en la casa en la que vivían García y Recchia en Villa Adelina. El era maestro y ella maestra jardinera y se habían conocido en un taller de historia. Participaban de grupos católicos, de allí pasaron a militar en barrios y luego en la organización Montoneros.

García fue asesinado y enterrado como NN. Recchia, que estaba embarazada de cinco meses, fue secuestrada y llevada al Campito, el centro que funcionó en Campo de Mayo. No hubo más noticias de la mujer y de la niña que parió en cautiverio. En la vivienda de Villa Adelina también estaba Juliana, de tres años, la hija mayor del matrimonio, que fue entregada a su abuela materna ese mismo día. La hija menor, que nació en una maternidad clandestina, se convirtió en el caso 97 resuelto por las Abuelas de Plaza de Mayo.

"Soy la persona más feliz del mundo. Los mejores momentos de mi vida tienen que ver con los nacimientos, con los nacimientos de mis hijas y con el de mi hermana. Mi hermana nació hoy, cuando supo que era hija de Antonio Domingo García y Beatriz Recchia. Fue un embarazo de 32 años. Esto es una búsqueda de todos", dijo Juliana, rodeada de mircófonos, con la voz quebrada pero segura.

Juliana trabaja desde hace años en Abuelas de Plaza de Mayo. "Me desespera haber perdido esos 32 años con mi hermana, me desesperan que las abuelas y los otros familiares no tengan esta posibilidad del encuentro; mis cuatro abuelos no la tuvieron porque se murieron en el camino. Tenemos que encontrarlos a todos."

Juliana se tomó un momento para reclamar por los cuatrocientos casos de hijos desaparecidos que siguen sin saber quiénes son: "A veces siento que estamos jugando a las escondidas. Que en el caso por caso no vamos a poder llegar a todos. Acá hubo un genocidio, un plan sistemático de apropiación, no podemos seguir por el caso por caso. Hay que pensar qué hacemos. Hay una generación entre el '75 y el '80 cuya identidad está en duda".

TEXTUAL

Esta carta la escribió Antonio Domingo García, cuando se enteró de que iba a tener a su primera hija.

23/V/1973


Querida Juliana, o querido Ezequiel:

Hace unos pocos días que sabemos, mamá (¡qué lindo que suena mamá!) y yo de tu existencia, de que estás entre nosotros. No te imaginás todo el bien que nos traés, todo lo que ya te queremos. Hoy estoy en una jornada con chicos y chicas de 3º comercial del Pío XII. Uno de los pocos momentos tranquilos que hay, y por eso estoy escribiendo. Un poco para pensar mientras corre la lapicera. Quiero contarte un poco de tus padres. De cómo somos, qué sentimos.

Beatriz y yo vivimos a las corridas, viéndonos poco, o al menos no todo lo que quisiéramos; no porque andemos detrás del coche o del departamento, como andan casi todos. Sino simplemente, o grandemente, porque pensamos que nuestra vida para adentro no sirve. Que si vivimos, vivimos para los demás, para el hermano. Pese al egoísmo que tenemos adentro que no nos deja ser todo lo entregados que quisiéramos.

En esa vida hacia fuera se conjuga todo nuestro ideal, aquello por lo que nos sentimos mutuamente atraídos, y que hizo que comenzáramos a caminar juntos. Ese amor hacia el otro, un amor-teórico en un principio, cuando los dos lo canalizábamos dentro de la Iglesia se fue transformando en algo más concreto: el amor al otro hoy y aquí pasa por el por el compromiso con el pueblo, con el explotado, con el pobrerío, con esos millones de hombres que sufren por un mundo mejor aquí, en la Argentina y en esta querida América latina, la Patria Grande.

Ese compromiso justifica las corridas, los afanes, el trabajo de cada día. Ese compromiso es, o quiere ser total, de cada cosa de nuestra existencia, desde compartir el tiempo o el dinero, hasta estar dispuestos a dar la vida así, bien en concreto, por esa Patria nueva, la Patria Justa, libre, soberana.Esa patria para todos.

Y en ese momento hasta ahora de los dos, aparecés vos, hijo, o hija, en el momento justo. En lo profundo, éramos dos que enfrentábamos las cosas. Ahora somos TRES (no más, ¿no es cierto?). Nuestro amor se abre, florece, da frutos.

Te das cuenta, querido/a, todo lo que significás, toda la inmensa alegría que venís a traernos. No es casual que a partir de vos tu mamá y yo nos sentimos mucho mejor, plenos.

Sé que no van a faltar dificultades. Que el hombre viejo, egoísta, no desaparece así nomás en un tipo jodido como yo. Que muchas veces vamos a extrañar la comodidad del ser-dos. Pero pese a todo eso sos muy bienvenido/a.

Sos aquello que nos hizo llorar juntos a mares, muy abrazados, cuando tomamos conciencia de que estabas. Aquello que nos hace brillar los ojos, o besarnos sin sentido. Aquello, en fin, que nos hace salir la dicha por la lapicera, porque adentro ya no hay más lugar.

Gracias por venir, hijo/a. Gracias a Dios que te envía. Que nosotros no te fallemos. Que podamos cumplir con lo que debe ser: ayudarte para que seas PERSONA, HOMBRE-PARA-LOS-DEMAS. Que nunca tengas que avergonzarte de nosotros. Que no te defraudemos. Que sigamos hasta el fin.

Con todo el orgullo y el amor que rebosa en este momento, tu padre.

Antonio


AbRiL

6 Comments:

Unknown said...

Urgente saber la verdad que cura.

besos!

Anónimo said...

qué pena que aún este mundo permita el abuso desde el poder, el mal desde el estado, el asesinato, el crimen disfrazado de ley y orden

que el dios del amor y la libertad nos ampare y ayude

Sara said...

Esto ya no puede pasar más, nunca más....esto no conduce a ninguna parte, más que al dolor y a las más deshumanización, que capacidad de hacer daño gratuitamente, por dios!!!!que capacidad, esto tiene que acabar en todos los lugares ya!!!!
Bravo por el post, bravisismo.
Un abrazo

Gabriela said...

De tan cerca, de tan intenso, estas cosas casi nos dejan sin palabras, y son ellos desde el pasado, que vuelven con sus claras voces.

Yo, madre con hijos. En buenos Aires.

Y que sean más.
Que sean todos!

Gizela said...

Te leo y no se que escribir.
Fue y es, un crimen horroroso, inhumano.
Cuando no se ha vivido algo así, ni siquiera de lejos, pareciera ser el guion de una película de terror
Da grima saber, de cuanto mal es capaz el ser humano.
Un abrazo
Gizz

Ericarol said...

la duda es más triste que la certeza. esta carta me ha enseñado mucho en pocas líneas.