El agente naranja de la Soja

10 feb 2009



2 de enero de 2003. Pirapey, pareje ubicado a unos 800kms de Asunción, capital de Paraguay. Silvino Talavera tenía 11 años. Mientras lavaba ropa en un arroyo cercano al rancho donde vivía, su madre lo envió a hacer los mandados. Esto es: ir hasta a comprar de un puesto ubicado a unos 3000 metros de su casa, carne y fideos, y volver con la compra para que su hermana cocine el almuerzo de toda la familia.


Cuando Silvino regresaba de hacer las compras, caminó al costado de un lote de
soja transgenica propiedad de un colono alemán, un sendero que habitualmente usaba su familia, junto a otras que viven en la zona. Unos 100 metros antes del rancho, el chico se topó con el productor agrícola que lo roció desde una máquina fumigadora.


Silvino no pudo eludir el rápido movimiento de la máquina, y junto con la carne y los fideos que llevaba en la bolsa, fue totalmente bañado con el agroquímico. Sin decirle nada a su madre, al llegar a la casa, el niño se sacó la ropa envenenada y se fue a lavar con el agua del pozo. Después se tiró a dormir, ya agitado. «Como siempre nos habían dicho que el
Roundup no era peligroso él no dijo nada», cuenta Petrona.


Dos días después, según consta en el relato de la
sentencia judicial, el colono alemán se acercó con la fumigadora hasta otro lote de soja que se encontraba a 15 metros de la casa de los Talavera. Ayudado por una suave brisa que iba en dirección al rancho, el productor abrió las válvulas de la maquina y, roció con el plaguicida a toda la familia.

«Tuve que poner a los chicos debajo de un plástico para que no respiren el veneno. A Silvino, que estaba peor, también lo traje, pero todos respiramos. El agroquímico me mató a todos los animales que tenía, además de envenenarme una pileta que teníamos para criar algunos peces para comer. Nada quedó de todo aquello», dice Juan.


Cuando pasó el chubasco de Roundup, y el colono se fue, Petrona vio que su hijo, cada vez en peor estado, se quejaba de intensos dolores en todo el cuerpo. Desesperada, lo llevó al dispensario. De allí los derivaron al hospital mas cercano, unos 130kms.


A pesar de su asepsia, el relato judicial estremece: «Siendo las 13.30 horas aproximadamente, llegan al Hospital Regional de la ciudad de Encarnación. El menor Silvino Talavera, llega con signos de shock, sudoroso, pálido, obnubilado (entre dormido y despierto) con fiebre alta (39º grados) y es atendido por la doctora Fátima Insfran, llevándosele inmediatamente a la sala de primeros auxilios, donde sufre un primer paro cardiorrespiratorio, y a través de técnicas de resucitación, el paciente se recupera, transcurridos unos quince minutos del primer paro vuelve a sufrir otro paro cardiorrespiratorio, falleciendo. En algunas de las víctimas de las fumigaciones realizadas por los acusados, se constató componentes químicos de producto fitosanitarios, como ser carbamato, fenol y glifosato».


El glifosato es la base del producto de Monsanto Roundup, y se encuentra registrado en Paraguay con el nº 131, certificado de libre venta nº 629. Los demás componentes integran otro producto llamado Cypertec, que se utiliza mezclado con el Roundup, registrado bajo el nº 2287 con certificado de libre venta.


Pero la pérdida de su hijo no finalizó la macabra secuencia de imágenes que Petrona recrea en su memoria cuando relata todo el sufrimiento que vivió. «Una hora después volvíamos con el cuerpito de mi hijo en un auto para enterrarlo en nuestra tierra. Yo lo llevaba sobre mí porque no me quería separar de él, cuando de repente del cuerpo ya muerto comenzó a salirle sangre media coagulada de sus oídos, nariz y boca. Nunca he visto una cosa igual», cuenta la mujer con la tragedia pintada en el rostro.


Ni Silvino ni su familia, podrían haber imaginado que una espantosa agonía terminaría con la vida del chico que quería estudiar. Nunca hubieran pensado que el hijo de una pobre, pobre, pobre, familia campesina de Pirapey, paraje ubicado a unos 800 kilómetros de Asuncion, se convertiría en un caso testigo sobre las consecuencias que puede implicarle a la población la aplicación de agroquímicos, en los campos sembrados con soja.


El papel de la transnacional Monsanto es fundamental para entender cómo una empresa, que se negó a informar durante décadas las consecuencias para la salud de sus productos químicos, venda plaguicidas asegurando que son inocuos para las personas y animales.


Derivaciones


Ahora, tras demostrarse jurídicamente que el plaguicida Roundup es el responsable de la muerte de Silvino, la familia se propone denunciar a la transnacional Monsanto por informar que el producto químico no es peligroso.


Ever Velázquez, abogado de los Talavera, le dijo que demandará civilmente a la empresa norteamericana y al Estado paraguayo. «A Monsanto lo denunciaremos por publicidad engañosa. Mientras la Organización Mundial de la Salud dice que el Roundup es un tóxico clase 1 (el más peligroso en la escala) la empresa sostiene que no genera consecuencias a la salud de la población. Al Estado lo vamos a demandar como responsable solidario ya que durante el gobierno del presidente Nicanor Duarte Frutos se le bajó la categoría de peligrosidad del Roundup de 1 a 4. Antes estaba catalogado como 1», señaló Velázquez.


Según el Movimiento Mundial de Bosques (WRM por su sigla en inglés) «los impactos que los herbicidas a base de glifosato pueden tener sobre la salud humana son variados: daños genéticos, tumores en la piel, problemas de tiroides, anemia, dolores de cabeza, sangrado de nariz, mareos, cansancio, náuseas, irritaciones de ojos y piel, asma y dificultades respiratorias, entre otros. Diversos estudios indican que existe una relación entre los herbicidas a base de glifosato y el linfoma no Hodgkins, un tipo de cáncer». Los peritos que intervinieron en el juicio de Silvino señalaron que las intoxicaciones se producen por vía de la dermis en el 95% de los casos.


Pero falta de información sobre los productos de Monsanto no es nueva. Vale recordar que la misma empresa ocultó durante 50 años que el DDT era un producto cancerígeno. Ahora está prohibido.


Entre otras perlas curriculares, la empresa norteamericana fue una de las proveedoras del famoso Agente Naranja, agroquímico que el ejército norteamericano utilizó para desfoliar millones de hectáreas de selvas en Vietnam con el objetivo de combatir a las guerrillas que resistían la invasión, y que murieron o sufrieron graves consecuencias tras intoxicarse con el químico. Por el hecho la empresa debió pagar 80 millones de dólares en indemnizaciones a cientos de veteranos del ejército americano que sufren las consecuencias de haber estado en contacto con dicho producto, denominado naranja” por el color de los bidones donde se lo fraccionaba.


Petrona Villasboa y Juan Talavera tienen claro que esto es cierto. Su pelea, para que los culpables de la muerte de su hijo sean condenados sigue intacta. «Queremos que Monsanto se haga responsable del daño que nos ha causado. Y no vamos a dejar de pelear para que la muerte de nuestro hijo enseñe a los campesinos y trabajadores del campo lo que los agroquímicos les pueden generar a la salud de la gente», dice Petrona.


Es la lucha la familia Talavera contra una multinacional, es un grito de justicia que nace de una tierra minada de sojales que junto con los agroquímicos, están acabando con los cursos hídricos, con los cultivos de subsistencia, con los bosques, con la vida...

- ¿A dónde van a ir Petrona?

- A Argentina, a Misiones. Allá dicen que están mejor.
Abril

8 Comments:

Abriles said...

Disculpen que la entrada sea tan larga. Pero quería dar a conocer, a través de esta dolorosa Historia, la mentira que nos venden con aquello de que el cultivo de soja traerá el progreso, bueno, no es mentira, trae consigo el progreso de unos pocos.
les recomiendo visitar algunos de los enlaces que dejo en el texto y también este
http://www.rtve.es/alacarta/player/396881.html


http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/2122308/“La-guerra-de-la-soja”-Documental-1-feb-2009.html

Que son de los últimos documentales respecto al tema.

BESOS...

Unknown said...

Aquí estamos en las mismas luchas, conra los transgénicos y el uso de pesticidas para erradicar cultivos, envenenando la tierra.

Besos solidarios hasta el Paraguay.

Anónimo said...

No solo Monsanto, también la empresa BAYER vende en latinoamérica agrotóxicos no autorizados en Alemania, de los cuales 3 habian sido consierados por la organización mundial de la salud "extremadamente peligrosos" y otros cinco "altamente pelirosos". Cada vez que alguien los interpela por ese asunto de las ventas al sur de los venenos vedados al norte, los ejecutivos de Bayer y demas empresas químicas de magnitud universal, responden lo mismo, que ellos no violan las leyes de los paises donde operan. lo que puede ser formalmente cierto y que lo sproductos son inofensivos. Jamás explican el enigmático hecho de que estos bálsamos de la naturaleza no puedan ser aprovechados por sus compatiotas.-

Anónimo said...

una muerte absurda, qué pena, qué horror

LUISA M. said...

Desconocía esta historia trágica de Silvino y su familia. Es indignante que haya empresas y personas que por enriquecerse no tengan ningún escrúpulo. Y esto es un problema a nivel mundial. Habría que tomar medidas y llevar un control más riguroso de los productos químicos que se utilizan antes de que éstos contaminen mortalmente el agua, el suelo y acaben con vidas humanas inocentes.
Besos.

Queiles said...

Las multinacionales de la alimentación junto co la farmaceuticas y las petroleras son las verdaderas potencias mundiales que superan incluso a los estados y que solo buscan su propio y cada vez mayor beneficio. Algún dia saldrá a la luz lo que se hace acá en España para mejorar la producción de aceite y cuantas veces abran perjudicado la salud con pesticidas fratricidas. Ya hay estudios sobre la incidencia en el aumento de enfermedades como el Parkinson o el Alzehimer.
Lo de menos son los transgénicos, lo grave es el número de vidas como la de este niño, sacrificadas en pos de una mayor producción.

Sara said...

No te preocupe que sea larga la entrada, este blog de estación esperanza tiene todo el tiempo del mundo para leer, y hacer leer al mayor número de seres humanos posibles, las cosas que se están haciendo en post del progreso, de la riqueza de algunos y de no se... cuantas milongas más, QUE ASCO!!!!
Gracias por hacer llegar esta noticia.
Un besito Sonia

Como el agua... said...

Bueno, este es apenas un caso, donde murio un niño, pero es una tecnica que utilizan los sojeros para forzar la partida de todas aquellas flias que no quieren irse, a veces esos terrenitos quedan rodeados de extensas areas cultivadas con soja, entonces viven continuamente aspirando diferentes productos, no solo herbicidas (roundup)lo que deriva invariablemente en el abandono y la venta del lugar por parte de la flia, asi los brasileros estan tomando gran parte del País, para colmo, los lugares que van tomando, pierden identidad paraguaya, o sea, ellos imponen su idioma, costumbres y banderas a todas las personas que habiten ahi. Es todo un drama, pero como mueve una cantidad abismal de dinero, todos los que deberian hacerse cargo estan con los bolsillos bien cargaditos y la boquita bien cerrada. Una lastima.