7 jun 2010
Hace un año la desidia del gobierno de Alan García desencadenó una matanza entre peruanos que hasta hoy se desconoce la verdadera magnitud de la misma: las cifras oficiales hablan de una treintena de muertos, la Defensoría del Pueblo presentó un informe incompleto y manipulado, el gobierno desde el mismo 5 de junio del 2009 inició una campaña de amedrentamiento y persecución: dirigentes asilados o recuperándose de sus múltiples heridas, medios de comunicación cerradas, periodistas presos; todo con la venia de los halcones de la política y propietarios de la prensa acostumbrados a recibir dinero en sobres manila o maletines.
A 365 días del día nacional de la impunidad, dar reflexiones pseudo-sociológicas acerca de "élites limeñas" que por fin darán una mirada a la selva olvidada, es dorar la píldora ante la matanza que existió, es olvidar que Alan García habló sobre ciudadanos de primera clase en el mismo instante que llenaban de balas el cuerpo de Manuin, es no recordar la responsabilidad de los ex-ministros Simons, Cabanillas y la actual Ministra de Economía, intocable para los falsos líderes de opinión.
A 12 meses de la infamia, se insiste en campañas nauseabundas en contra de los dirigentes nativos, en ridiculizar a activistas que se encadenan en la Casa Blanca cuando el mayor asesino y ladrón de la vida republicana peruana se reunía con Obama, no descanzan en manejar las mismas "cifras oficiales" que hablan de una treintena de muertos, la mayoría polícias, para beneplácito de ex-periodistas metidos de analistas políticos, siempre sospechosos de colaborar con la CIA y otros esbirros.
Bagua no ha servido para un acercamiento entre el Perú oficial y el real, simplemente ha servido para corroborar qué, a pesar de las optimistas cifras macro-económicas, de las inversiones rebosantes, de ese aroma a primer mundo que emiten las vitrinas de los Centros Comerciales. Seguimos siendo una República Bananera: los recursos naturales se rematan debajo de la mesa, las leyes se modifican para beneficiar al poderoso, nos gobierna un presidente asesino reincidente en asesinar ilusiones. Los Rancas que hace medio siglo denunciaba el novelista Scorza, ahora se llaman Bagua, siempre bajo los titulares de Expreso o Correo.
Bagua también ha servido para señalar al traidor o al mercenario, y separarlo del valiente que no teme salir a la calles para expresar su rabia, su buena memoria y su dignidad.
A 365 días del día nacional de la impunidad, dar reflexiones pseudo-sociológicas acerca de "élites limeñas" que por fin darán una mirada a la selva olvidada, es dorar la píldora ante la matanza que existió, es olvidar que Alan García habló sobre ciudadanos de primera clase en el mismo instante que llenaban de balas el cuerpo de Manuin, es no recordar la responsabilidad de los ex-ministros Simons, Cabanillas y la actual Ministra de Economía, intocable para los falsos líderes de opinión.
A 12 meses de la infamia, se insiste en campañas nauseabundas en contra de los dirigentes nativos, en ridiculizar a activistas que se encadenan en la Casa Blanca cuando el mayor asesino y ladrón de la vida republicana peruana se reunía con Obama, no descanzan en manejar las mismas "cifras oficiales" que hablan de una treintena de muertos, la mayoría polícias, para beneplácito de ex-periodistas metidos de analistas políticos, siempre sospechosos de colaborar con la CIA y otros esbirros.
Bagua no ha servido para un acercamiento entre el Perú oficial y el real, simplemente ha servido para corroborar qué, a pesar de las optimistas cifras macro-económicas, de las inversiones rebosantes, de ese aroma a primer mundo que emiten las vitrinas de los Centros Comerciales. Seguimos siendo una República Bananera: los recursos naturales se rematan debajo de la mesa, las leyes se modifican para beneficiar al poderoso, nos gobierna un presidente asesino reincidente en asesinar ilusiones. Los Rancas que hace medio siglo denunciaba el novelista Scorza, ahora se llaman Bagua, siempre bajo los titulares de Expreso o Correo.
Bagua también ha servido para señalar al traidor o al mercenario, y separarlo del valiente que no teme salir a la calles para expresar su rabia, su buena memoria y su dignidad.
Ver También :
Libera tu esperanza.
Yo no tiro contra mis hermanos.
Quieren ocultar la infamia.
Si Cuatro caen por minuto.
Que ser más infelíz el que mandó disparar.
2 Comments:
De nuevo nos encontramos en el rosario de abusos, impunidad y explotación de las poblaciones locales. No conozco en profundidad la situación del Perú, pero la mismas pautas se repiten en muchos lugares.
Un saludo
Troba me uno a esta causa, que como dice Camino a Gaia de la explotación de las poblaciones locales hay para sobrarrrrrrrrrrrr, siento que en Perú esto es bien grave.
Asi es que agritarlo alto y clARO
uN ABRAZO
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