Juicio de la felicidad.

7 feb 2009


Artículo 3

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.


Aquel día un edicto global reunió a la población de todas las edades de la tierra en una amplia y despejada explanada en la que increíblemente cabían todos. Fue cuando una sonora voz solicitó con autoridad:


-. ¡Sean seleccionados al gozo eterno, los que en su día perdieron violenta e injustamente la vida!


Al instante millones de muertos de hambre y desgraciados, mutilados, asesinados , masacrados, exterminados… danzaron el eterno ritmo de la paz y justicia.


Luego la sonora voz volvió a atronar:


. ¡Sean liberados todos los que en vida soportaron el peso de la inmensa variedad de cadenas y argollas!


Y todos los esclavos de la historia, desde las eras primitivas hasta los "modernos" talleres de niños de las multinacionales, acompañados de multitud de acalladas conciencias, entonaron a mil voces el mas precioso himno a la libertad. Su letra fue escrita con lo mejor de cada poeta represaliado.


Y por último atronó la voz llena de felicidad:


-. ¡ Vivan por siempre tranquilos los que a lo largo de la historia hipotecaron su vida a toda clase de miedos impuestos o heredados!


Y mucha gente sencilla, anónima, hasta entonces desconocida, logró mirarse a los ojos por primera vez, sin que su corazón se anegara de negro cieno.


Al final, en la explanada solo quedaron unos pocos, los más extraños. Todos ellos aislados, todos de altiva mirada, oronda figura e injustas canas . Ninguno había que no luciera sus galas: mucho traje militar de pechera profusamente condecorada; Mucho hábito purpurado , insigne turbante o larga barba de tirabuzones; Mucha corbata con brillantes y dorados gemelos… en fin.


Todos estos, que a pesar de su esplendor , eran abrumadora minoría, ni danzaron, ni cantaron, ni pudieron vivir tranquilos en el eterno vacio al que , desde ese día, fueron expulsados.


5 Comments:

Abriles said...

El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.

Ginebra said...

En cuanto comencé, a leer la primera frase sabía que era Queiles quien escribía. Frente a la pantalla de mi ordenador sonrío y te aplaudo, amigo, porque esta entrada es francamente brillante.
Ese juicio final pondrá a cada uno en el lugar que merece. Un beso

Anónimo said...

los mansos heredarán la tierra

LUISA M. said...

¿Por qué renunciar a los sueños?
Sobre todo si son tan maravillosos como éste que relatas y traen a los que más sufren la esperanza de que alcanzarán la paz y la felicidad algún día.
Besos.

Sara said...

Genial tu escrito Queiles, genial, cuantos expulsados al eterno vacio, olvidados, aquí estamos nosotr@s con este proyecto para aportar nuestro pequeñito granito de arena, para despertar conciencias aturdidas, adormiladas,
Abrazote